Pies dolidos de tacones, carmín corrido, camisa abierta, falda demasiado corta.
El pelo huele a tabaco, la sonrisa incoherente a alcohol.
Se desploma sobre una cama sin hacer.
Mañana la despertará la jaqueca, con la vaga sensación de haber dejado olvidada su vida en la barra mugrienta de algún bar.
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